¡Muy buenas, grupo! ¿Cómo lo estáis llevando? ¡Espero que de la mejor forma posible! A día de hoy podemos dar el curso académico por terminado. La mayoría de los docentes están ya de vacaciones tras un duro y complicado año escolar. Ahora echo la vista hacia atrás y me doy cuenta del poco reconocimiento y ayuda que han tenido los profesionales de la enseñanza durante la pandemia.
Por supuesto que el personal sanitario ha hecho una labor increíble, pero los docentes también y han sido los grandes olvidados de la pandemia. Muchos de vosotros sabéis que tengo familia y muchos conocidos que se dedican a la enseñanza, y la mayoría de ellos coinciden en que han vivido muchísimos momentos de estrés y en que han trabajado muchas más horas de lo normal sin ningún tipo de ayuda.
Docentes que han doblado y triplicado su trabajo
Las personas que critican tantísimo a los docentes no sé si son conscientes de que ellos han doblado y triplicado su trabajo en tiempos de COVID-19 para atender mejor a las familias, a los alumnos y buscar material motivador para fomentar el aprendizaje en línea. Educadores, maestros y profesores se han puesto en el ordenador a las siete de la mañana y no han parado hasta las once o doce de la noche.
Muchos de estos docentes tienen familia y no han podido estar con ella por entregarse casi al completo a su trabajo. Por supuesto, las autoridades pertinentes no les han ayudado prácticamente en nada. Así que todas las herramientas, estrategias y recursos los han tenido que buscar e investigar por su cuenta. Nadie les ha acompañado en el proceso, y nadie les ha tendido una mano.
Muchos episodios de estrés, ansiedad e insomnio
Sé de muchos amigos docentes que han tenido crisis de ansiedad, muchísimo estrés e incluso insomnio. Ellos sentían que la situación se les iba de las manos, que no podían controlarlo y que no recibían apoyo ni ayuda por ninguna parte. Hay muchos educadores, maestros y profesores que han estado noches sin dormir por culpa de la frustración, de la desmotivación y del miedo.
El trabajo de nuestro personal sanitario ha sido espléndido, pero todas las tardes a las ocho de la tarde la gente salía a aplaudirles y les mostraban de alguna manera su apoyo moral y emocional. Sin embargo, todo el esfuerzo y el trabajo de los docentes ha quedado completamente en la sombra. No se reconocía en absoluto la magnífica labor que han hecho durante la pandemia, y eso me duele muchísimo.
Docentes calmando, apoyando y ayudando
Los docentes implicados y de corazón comprendieron al instante de que antes ellos estaba una situación excepcional y que sus alumnos podían sentir miedo por el virus en algún momento. Se dieron cuenta que lo emocional era más importante que lo académico y dieron la mejor versión de sí mismos para ayudar a estudiantes y familias. Además de preparar las clases y los materiales hablaban, escuchaban y acompañaban a sus alumnos.
Muchos de ellos han hablado mucho tiempo con padres, madres y estudiantes hasta altas horas de la noche. Se han preocupado en cada momento por sus alumnos y han intentado ayudar de la mejor forma posible a todos los que lo han necesitado. Seguramente comprenderéis que este esfuerzo diario agota emocional y mentalmente muchísimo, sin embargo muy pocos han sido los que lo han valorado.
La «normalidad» educativa que poca gente valoraba
Antes de la pandemia, muchos niños y jóvenes acudían a escuelas infantiles, colegios, institutos y universidades. Las familias se iban tranquilas a trabajar sabiendo que estaban bien durante las horas que pasaran en los centros educativos. Los educadores, maestros y profes trataban siempre de dar la mejor versión de sí mismos durante la jornada escolar. Por supuesto, ese proceso educativo era lo normal, y mucha gente no lo valoraba.
Durante la pandemia muchísimas familias han estado agobiadas y estresadas por el cierre de centros educativos. Por supuesto que un montón de padres y madres han vivido situaciones durísimas, complicadas y de incertidumbre, pero quizás eso debería haber creado consciencia sobre la importancia de la labor de los docentes. La educación es uno de los motores fundamentales de la sociedad y se ha estado infravalorando durante mucho tiempo.
«Muy cansados, pero satisfechos de haber ayudado»
Muchísimas horas delante del ordenador y del móvil, pero la mayoría de ellos dicen estar increíblemente orgullosos y satisfechos de haber ayudado y acompañado a los estudiantes y a sus familias. Los educadores, maestros y profesores han tenido poquísimas ayudas, pero eso no les ha impedido dar un paso hacia delante y entregarse a la profesión que tanto quieren.
Han tenido muchísimas dificultades, y poca gente les ha agradecido todo su esfuerzo y entrega, pero eso no ha hecho que dejaran su labor a un lado. Muchos no han sido escuchados por las autoridades, pero ellos han seguido nadando contra viento y marea dando la mejor versión de sí mismos. Ojalá que ahora logren descansar en sus merecidas vacaciones porque Septiembre será un mes duro para toda la enseñanza.
¡Ánimo, compañeros!