¡Muy buenas, grupo! ¿Cómo lo estáis llevando? Hoy me apetecía hacer otro post reflexivo (ya sabéis, de los que a mí me gustan). ¿Os imagináis que las escuelas infantiles y los colegios no volvieran a abrir sus puertas después de que toda esa crisis pase? Con las primeras ya está sucediendo, muchos centros infantiles privados (que hacían muy bien su trabajo) ya están cerrando y dejando sin trabajo a muchos educadores infantiles de corazón.
Cada día al leer las noticias (a esta acción no le dedico más de quince minutos), me encuentro artículos y vídeos de agradecimiento a los sanitarios, a grandes y pequeños comercios, a agricultores, policías… pero muy pocos textos dedicados a los educadores, a los maestros y a los profesores. No me malinterpretéis, soy consciente del enorme esfuerzo que están haciendo los primeros, pero los docentes también están ahí. También arriman mucho el hombro.
¿Os imagináis todas las escuelas infantiles y coles cerrados?
Sí, ya sé que la educación es un derecho y que las escuelas infantiles (aunque no todas) y los coles abrirán cuando se pase todo, pero, ¿os imagináis que no ocurriera? ¿os imagináis que no fuese cosa de unos meses si no para siempre? Cuando entro en algunos grupos de educación en Facebook leo a muchas familias decir que sus hijos quieren volver a las escuelas infantiles y al cole. Quieren volver a ver a sus maestros.
Parece ser que ha tenido que venir una enorme crisis para que la gente se da cuenta del increíble valor que tienen los educadores infantiles, los maestros y los profesores. Antes de esto, los educadores infantiles eran simples cuidadores, y los maestros y profesores los que se quedaban con los niños y jóvenes hasta que sus padres salieran de trabajar. Ahora con escuelas infantiles, colegios e institutos cerrados muchas familias se estresan cada día.
Los docentes NO han dejado de trabajar en la crisis
Muchos se creían que con la crisis los educadores, maestros y profesores estaban de vacaciones. Que se iban a pasar la cuarentena tumbados en el sofá sin dar palo al agua. Obviamente, ha pasado todo lo contrario: se han esforzado muchísimo más por sus alumnos. Los educadores infantiles no paran de reunirse con las familias, de buscar recursos, actividades y dinámicas para los peques.
Los maestros y los profesores (incluidos los docentes de institutos y universidades) tienen clases online con los estudiantes, están apoyándoles, escuchándoles y ayudándoles. Ni por un segundo se han alejado de sus alumnos ni de las familias. Han arrimado el hombro, han aprendido a manejar bien todos los recursos informáticos para que niños y jóvenes no se sintieran solos y desamparados.
Más empatía y sensibilidad después del COVID-19
Me encantaría que este reconocimiento y valoración a los docentes no fuese pasajero, que después de la crisis la empatía y la sensibilidad no se esfumara. Me dolería muchísimo volver a la misma situación de siempre: educadores, maestros y profesores infravalorados, criticados y ofendidos. Cuando todo esto pase, me gustaría muchísimo que los educadores infantiles no fuesen nunca más aparcaniños ni limpiamocos.
Ojalá que cuando superemos la crisis, toda la sociedad apoye a todos esos maestros y profesores de corazón que no han dejado solos a sus alumnos ni a las familias, que se han preocupado, que se han ofrecido a padres y madres para echar una mano en lo que hiciera falta, que no han mirado para otro lado. Ojalá que la profesión docente (en todas sus etapas) sea más amada y respetada.
Aplausos también para educadores, maestros y profes
Os pediría que las veces que nos queden por salir al balcón a aplaudir penséis también en los docentes. Que también les dediquéis vuestros aplausos a ellos y que reconozcáis la enorme labor que están haciendo. Que los que tengáis hijos expreséis palabras de agradecimiento a sus educadores, maestros o profesores, y que cuando todo esto pase trabajéis unidos y codo con codo con ellos para conseguir una educación de calidad.
Ojalá nos demos cuenta de que un lugar sin escuelas infantiles, colegios y docentes sería increíblemente gris y que los niños y jóvenes perderían la oportunidad de conocer a educadores, maestros y profes geniales. Espero de verdad que a partir de ahora la educación sea más importante que el fútbol, y que por fin la sociedad muestre mucho más empatía y sensibilidad.