¡Hola, grupo! ¿Cómo lo estáis llevando? ¡Espero que genial! De nuevo hoy escribo un post reivindicativo sobre la educación infantil con el único objetivo de hacer reflexionar a parte de la sociedad que no cree en este trabajo. Ojalá en algún momento tenga que dejar de escribir este tipo de posts, pero mientras haya faltas de respeto y críticas sin fundamento hacia mis compañeros, no puedo hacerlo.
Sé que la mayoría de familias que deciden llevar a sus peques a una escuela infantil son encantadoras, pero también las hay que quieren hacer daño a los educadores infantiles, y sobre todo, infravalorar la educación infantil. Os cuento, hace unos días una amiga íntima me comentaba que una madre de un niño le dijo que » a ver si trabajaban más y se quejaban menos por el coronavirus».
Como os podéis imaginar este educadora infantil de corazón se sintió increíblemente mal al instante, pero prefirió no decir nada al respecto para no empezar una discusión. Respeto la decisión de mi amiga, pero me siento dolida por el trato que muchos profesionales de vocación como ella reciben en bastantes ocasiones, y ya os lo adelantaba en el título: en educación infantil no todo vale.
Más respeto hacia la educación infantil y sus trabajadores
Sé que muchísimos educadores infantiles de corazón están viviendo momentos complicados y que no dicen nada por miedo a perder el trabajo. Soy consciente de que mantienen el tipo y que dejan pasar críticas y ofensas sin ningún tipo de sentido porque adoran demasiado su profesión. Sin embargo, desde mi perspectiva pido respeto, valoración y compresión hacia un colectivo educativo que están dando la mejor versión de sí mismos.
Empatía y sensibilidad para los educadores infantiles de corazón
Me pregunto si hay alguien de la gente que hacen críticas para hacer daño que se haya puesto en el lugar de los educadores infantiles ante esta grave crisis que estamos viviendo. Trabajan con niños de 0-3 años que necesitan sentirse arropados, queridos y protegidos. Algunos de estos peques lloran, y los educadores infantiles no pueden ni siquiera cogerlos y abrazarlos para consolarlos.
Con el coronavirus, la responsabilidad que tienen los educadores infantiles es mayor que la de antes, y que yo sepa ha sido muy poca gente la que ha valorado que estuvieran al pie del cañón cada día sin perder la sonrisa con niños y familias. La educación infantil es una etapa importante y necesaria para el desarrollo de los peques, y aunque no sea obligatoria está dentro del sistema educativo y sus trabajadores se merecen mucha más empatía.
Más apoyo profesional y bajada de ratios de una vez por todas
Los tutores de las aulas de educación infantil siempre han necesitado personal de apoyo para poder favorecer una atención más personalizada a los niños, pero en la mayoría de casos han estado solos y sin ninguna ayuda. La educación infantil no debería estar en la última fila del sistema educativo, como en todas las etapas educativas necesita nuevos educadores y maestros infantiles para ofrecer una educación de calidad a los peques.
De las ratios ya estoy cansada de hablar, no es ni medio normal que todavía no las hayan bajado. Ni siquiera ahora, con el coronavirus las autoridades se lo están pensando. Los educadores infantiles no son superhéroes, no se pueden multiplicar para atender de forma personalizada a todos los niños. Solo tienen dos ojos, dos brazos y dos piernas para garantizar la seguridad de todos los niños del aula.
Visibilidad para una etapa educativa importante y necesaria
La educación infantil no es obligatoria, pero sí que pertenece al sistema educativo. Por tanto, todos los educadores infantiles de corazón deberían ser valorados y respetados de la misma forma que a los maestros de primaria y a los profes de secundaria y de instituto. A diferencia de lo que muchas personas piensan, los educadores infantiles tienen una profesión más allá de lo asistencial, y las escuelas infantiles no son aparcaniños.
Pido muchísima más visibilidad para la educación infantil. Siempre digo que es una etapa educativa importante para el desarrollo de los niños, y que la labor de los educadores infantiles debería ser más reconocida por la sociedad. ¿Acaso no se debería valorar más a aquellos profesionales que trabajan con una de las partes más vulnerables y sensibles de nuestra sociedad?
¡Espero que este post haga reflexionar y que llegue a muchas personas! ¡Nos vemos en la próxima entrada!
RECOMENDACIÓN: servicios de asesoramiento y acompañamiento para educadores y maestros de educación infantil.