¡Hola, grupo! Siempre he creído que el sueldo debería ser acorde con las responsabilidades de cada trabajo. ¿Creéis que los futbolistas de élite tienen la misma responsabilidad que los educadores infantiles? Hablo de estos profesionales porque ya sabéis que es el área y el ámbito que más conozco. Pero… ¿es normal que un deportista famoso gane muchísimo más que un médico de urgencias que lleva más de diez horas trabajando?
Subir el salario mínimo está bien, pero no es suficiente. La mayoría de la gente no sabe a qué cosas se enfrentan cada día los educadores infantiles en las aulas. Muchos piensan que es un trabajo que puede desempeñar cualquiera, y otros tantos que lo de «sentarse a pintar con los niños y a jugar con ellos» no debería estar pagado ni ser considerado un empleo.
La increíble responsabilidad que tienen cada día los educadores infantiles
A veces a las personas se les olvida que los educadores infantiles trabajan con una parte fundamental de la sociedad: los niños. Pasan su jornada laboral educando y cuidando a los peques que acuden cada día al aula. En bastantes ocasiones, solo hay un educador infantil para un montón de niños (por encima a lo que dictan las ratios). ¿Qué significa eso? Que la responsabilidad es mucho mayor.
Durante las horas que los peques están en la escuela, los responsables de su bienestar y de su seguridad son los educadores infantiles. Intentan que los niños disfruten, vivan experiencias nuevas y aprendan cosas diferentes cada día sin que sufran ningún daño. Además, muchos de estos profesionales han estado en sus clases con peques enfermos y son los encargados de dar las medicinas correspondientes. ¿No es suficiente responsabilidad?
El falso mito de que todos los días son de color de rosa para los educadores infantiles
Mucha gente está convencida de que los educadores infantiles tienen un trabajo de ensueño. Piensan que simplemente están en el suelo ayudando a pintar y a hacer murales a los niños. Defienden muchísimo la idea (y no hay quién les haga cambiar de opinión) de que por cambiar pañales y limpiar mocos no se debería pagar a nadie. Vamos que creen que el día a día de estos profesionales es siempre de color de rosa.
Obviamente, no es así. Hay días buenos, regulares, malos y bastantes malos. Hay momentos muy estresantes y agobiantes que tienen que superar y eso puede llegar a afectar bastante a su salud mental y emocional. Días en los que al llegar a casa se sienten desmotivados, decepcionados y no pueden evitar llorar. Así que no, los educadores infantiles no viven en un país lleno de maravillosas y experiencias buenas.
Mínimo reconocimiento para unos profesionales fundamentales para la educación
A los educadores infantiles no les van a ver miles de personas. No les piden autógrafos ni fotos. Tampoco tienen perfiles en las redes sociales con millones de fieles seguidores. La educación infantil pasa sin pena ni gloria por nuestro sistema educativo. Muchos creen que es una etapa prescindible y que no aporta absolutamente nada al desarrollo de los más pequeños.
Sin embargo, yo estoy convencida de que la educación infantil y los educadores desempeñan un papel fundamental en el desarrollo y educación de los niños. Aunque muchos de ellos dicen que el mejor regalo es la sonrisa de los peques, se merecen muchísimo más reconocimiento, respeto y valoración por parte de la sociedad y del sistema educativo. No se merecen ser siempre los últimos de la fila.
Escuelas infantiles privadas que solo piensan en beneficios sin cuidar a trabajadores ni a niños
Estoy de acuerdo en que haya personas que quieran abrir y fundar una escuela infantil privada, pero esta etapa no debería convertirse en un simple negocio. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que hay personas (afortunadamente no todas) que solo quieren lucrarse y beneficiarse de abrir una escuela infantil. Les da un poco igual los trabajadores, los niños y las familias.
Hay educadores infantiles con malas condiciones de trabajo (tanto que muchos han tenido que abandonar su empleo por no llegar a final de mes) y que no pueden atender a los niños como necesitan porque están solos sin ningún tipo de ayuda. Hay aulas que superan (y no por poco) las ratios establecidas por ley. Así, es muy complicado desempeñar bien el trabajo y dedicar tiempo real y de calidad a los peques.
La falta de empatía y de agradecimiento hacia los profesionales que cuidan y educan a los niños
La falta de empatía y agradecimiento hacia los educadores infantiles es brutal. Muy pocas personas se ponen en el lugar de estos maravillosos profesionales e intentan comprenderlos y apoyarlos. Estaría genial que a partir de ahora todas las familias cuyos hijos acudan a una escuela infantil expresaran unas palabras de agradecimiento y reconocimiento hacia los educadores.
Hay padres y madres que simplemente van a la escuela, recogen al niño y se van. ¿Sería tanto esfuerzo pararse unos minutos a hablar con los educadores y darles las gracias por aportar tanto a los peques y a ellos mismos? Creo que de esta manera todo iría a mejor: los educadores infantiles se sentirían más valorados, ilusionados y motivados. Hay que tener claro una cosa: la educación, la amabilidad y la gratitud no cuestan dinero.