¡Muy buenas, grupo! 🙂 ¿Cómo lo estáis llevando? En el post de hoy vamos a hablar del exceso de deberes que tienen algunos estudiantes de primaria y de la indiferencia de sus maestros. No pretendo criticar a todos los docentes, pero sí expresar una realidad escolar que están viviendo bastantes familias y alumnos con la situación del COVID-19.
Desde que se cerraron los colegios y centros educativos muchas familias han comentado lo siguiente: que sus hijos tienen muchos más deberes y exámenes que cuando iban a clase, que están mucho más agobiados que hace unos meses, que sus maestros se muestran indiferentes con los niños ante la crisis sanitaria que estamos viviendo y que siguen dando importancia al concepto de aprender de memoria sin más.
Y me pregunto yo… ¿de verdad la mejor opción en estos momentos es agobiar a los estudiantes con un montón de deberes, trabajos y exámenes?
Los deberes por encima de la empatía y la sensibilidad
Me da la sensación de que bastantes maestros dan más importancia a los deberes, a los exámenes y al contenido académico que a la empatía y a la sensibilidad. Hay niños preocupados por el virus, tienen miedo de salir a la calle y que no duermen bien por las noches. ¿Los maestros no deberían dejar un poquito de lado el contenido y esforzarse en apoyar, comprender, animar y calmar a los estudiantes?
Que yo sepa, ahora más que nunca los estudiantes necesitan
- sentirse apoyados y comprendidos por sus maestros (en muchos casos son las personas que los niños más admiran).
- poder hablar de sus sentimientos y emociones para poder asimilarlas y gestionarlas
- ser conscientes de que pueden contar con sus maestros más allá del proceso enseñanza-aprendizaje
Coge fuerza el «tienes que aprenderlo todo de memoria»
Creo que el aprendizaje de memoria sin asimilación y comprensión de los contenidos sigue estando muy presente en la educación. Tenía la esperanza de que los maestros dieran importancia a otro tipo de estrategia más activa para los estudiantes, pero en muchos casos no ha sido así por desgracia. Era el momento perfecto para que los docentes se cuestionaran su manera de enseñar y adaptasen sus metodologías.
Indiferencia y pasividad de algunos docentes
Sé de sobra que muchos maestros han adaptado sus metodologías, que han aprendido a manejar y gestionar las TIC, que no han parado de buscar la mejor manera de ayudar a los estudiantes y a sus familias y que han dado más importancia a la escucha activa, a la comprensión y al apoyo emocional que a los deberes y al contenido académico. Si ha sido posible para unos, ¿por qué otros maestros muestran tanta indiferencia y pasividad?
La verdadera vocación y pasión por la educación
También he leído y escuchado frases como «sabía que el maestro de mi hijo era genial, pero ahora lo está demostrando con creces», «mi hijo está deseando hacer la videollamada con su profe, le motiva muchísimo» o «he estado hablando con los maestros de mis hijos y me han ayudado un montón». Afortunadamente, contamos con docentes apasionados y de corazón que lo llenan todo con su luz.
Los maestros no solo se dedican a impartir lecciones
Todavía hay docentes que se dedican a la transmisión de conocimientos, a mandar un montón de deberes y trabajos creyendo que es la única forma de aprender de verdad. Están convencidos de que su función es puramente académica y no social. Ojalá se den cuenta de que son mucho más que eso, de que quizás ahora lo más importante no sea el contenido si no estar con los estudiantes y brindarles apoyo, ánimo y empatía.