¡Hola, grupo! ¿Cómo lo estáis llevando? ¡Espero que genial! Hoy me gustaría hablaros de algo que se está haciendo cada vez más presente en la búsqueda laboral de algunos educadores infantiles: el chantaje profesional. ¡Vamos a tratar este polémico tema en este post! ¿Qué os parece? ¡Vamos a por ello!
¿Prácticas no remuneradas siempre?
Hace unos días una amiga me contaba que había ido una entrevista en la que le habían ofrecido unas prácticas no remuneradas durante tres meses para “ver cómo se desenvolvía en el aula con los niños”. Además, la persona encargada de la entrevista le dijo lo siguiente: “es una oportunidad muy buena para que vayas ganando experiencia y amplíes tu curriculum”.
Como ya os lo imagináis, prácticas no remuneradas significa trabajar de manera gratuita durante las horas que decida la escuela infantil en función a sus necesidades. Para que nos entendamos: quieren que los educadores infantiles inviertan su tiempo, sus conocimientos y sus habilidades profesionales sin ganar ni un solo euro en los meses que duren esas prácticas no remuneradas.
Una forma increíblemente buena de ampliar el currículum: trabajar gratis (nótese la ironía, claro). Mi amiga llegó a casa desolada, decepcionada, desmotivada y con ganas de tirar la toalla. Todas esas sensaciones son completamente comprensibles después de ese encuentro, y por desgracia, no es la única educadora infantil que está viviendo este tipo de situaciones.
El futuro de los nuevos educadores infantiles
¿Qué futuro tienen los educadores infantiles recién titulados si nadie les da una oportunidad y se aprovechan de ellos? Ojalá la respuesta no sea tan negativa, pero hay centros educativos (obviamente no todos, menos mal) que se aprovechan al máximo de la poca experiencia que tienen los educadores infantiles que acaban de terminar el grado superior y les chantajean.
Hay algunos que pasan por el aro. Trabajan ocho horas diarias durante tres meses para ganar experiencia y luego se decepcionan al no conseguir un trabajo fijo después de todo y se sienten engañados. Hay otros que no se dejan manipular y prueban suerte buscando algún centro que les valore personal y profesionalmente. Estos últimos se suelen convertir en los malos.
¿Y por qué digo que se suelen convertir en los malos de la película? Porque a los ojos de la mayoría de la sociedad es mejor trabajar ocho horas diarias durante tres meses de manera gratuita que intentar encontrar algo que de verdad merezca la pena. No nos olvidemos que los educadores infantiles ya han tenido un periodo de prácticas no remuneradas en su formación.
Chantaje profesional y ofertas de trabajo abusivas
“Bueno, el dinero no es lo importante ahora, la experiencia en las aulas y tu currículum sí que lo es». El chantaje profesional de los educadores infantiles consta de ese tipo de frases y afirmaciones. Por supuesto, a las escuelas que tienden a hacer estas cosas les viene genial contar con educadores infantiles en plantilla y no pagarlos porque están aprendiendo.
Pero por desgracia, no solo hay chantaje profesional en el ámbito de la educación infantil. También hay ofertas de trabajo abusivas, absurdas y con unos requisitos totalmente exagerados para entrar a trabajar en una escuela infantiles. Requisitos como un nivel de inglés súper alto o un montón de cursos de formación complementaria relacionados con la educación infantil.
Los educadores infantiles recién titulados no han tenido casi tiempo de sacarse el nivel de inglés adecuado, ni de hacer la cantidad de formación complementaria que se exigen en algunas ofertas de empleo. Entonces… ¿qué pasa con ellos? ¿Cuándo van a tener una oportunidad digna de trabajar en una escuela infantil?
Desilusión, tristeza y ganas de tirar la toalla
Muchos educadores infantiles recién titulados piensan que han estudiado para nada. Han estudiado educación infantil por vocación y pasión y ahora no tienen oportunidades. Yo comprendo que el mercado laboral de la etapa está increíblemente mal, pero lo que no me parece bien es que se juegue con la ilusión y la emoción de los educadores infantiles.
Ofrecer unos meses de prácticas no remuneradas más allá de las obligatorias en la carrera y el técnico es insultar y reírse de los educadores infantiles que están en búsqueda activa de empleo. Exigir un montón de requisitos casi inalcanzables sin dar oportunidades hace que educadores infantiles geniales y con mucho amor por la educación infantiles tiren la toalla.
Con este tipo de situaciones lo único que se consigue es infravalorar (todavía más) una etapa ya de por sí bastante tocada y poco reconocida en todos los niveles. Sin contar la desilusión, tristeza y ganas de tirar la toalla generalizadas que sienten los educadores infantiles al pasar por estos encuentros. ¡No es justo que se aprovechen de ellos de esta manera!
Ojalá pronto cambie el paradigma de la educación infantil y la sociedad se dé cuenta de la importancia de los educadores infantiles.
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