¡Hola, grupo! ¿Cómo lo estáis llevando? ¡Espero que genial! Creo que lo sabéis igual que yo: cada vez se exige más a los docentes y hay menos empatía hacia la enseñanza. Tengo la sensación de que siempre va a haber un dedo acusador hacia los docentes hagan lo que hagan, y eso es increíblemente frustrante.
Hace unos días leí cómo una famosa presentadora (seguro que sabéis quién es) se quejaba de que las funciones y eventos escolares se hacían en horario lectivo por las mañanas. Afirmaba que los docentes y los centros educativos tenían que adaptarse a las familias y tener un horario más flexible para que padres y madres no se perdieran un hito importante de sus hijos.
Este tipo de comentarios dichos tan alegremente y en un programa de televisión muestran cero empatía y un nulo respeto por los docentes. Otra vez más los educadores, maestros y profes son humillados por un personaje público que no tiene ni la más remota idea.
Los docentes y los centros no tienen que adaptarse más
Por si hay gente que no lo sabe (nótese la ironía), los docentes tienen una vida fuera de las aulas. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que tienen familia, amigos, hobbies y cosas que hacer. No tienen por qué sacrificar todo eso para adaptarse a todos los padres y madres que no pueden ir a las funciones escolares de sus hijos. Que por otra parte, tiene todo el sentido del mundo que esas funciones se hagan en horario escolar porque es algo que han preparado docentes, alumnos y centros.
Sé de buena mano (tengo amigos y familiares profes) que su trabajo no acaba cuando salen de las aulas. Que luego hay que programar, diseñar actividades, evaluar… y por supuesto, contestar correos y mensajes de las familias también fuera de su horario laboral. Los docentes y los centros no deberían adaptarse más y no deberían tener nuevos horarios más flexibles.
Las exigencias que tienen que escuchar los docentes
Que las funciones escolares deberían hacerse por la tarde y a la hora que a las familias les venga bien no es la única exigencia que escuchan los docentes. En educación infantil hay padres y madres que exigen que sean los educadores los que quiten el pañal a los niños, por ejemplo. Exigen que sean ellos los que modifiquen un comportamiento negativo de los peques, y que hagan de cuidadores máximos cuando llevan a los niños malos a la escuela infantil.
Estos padres y madres creen que toda la responsabilidad educativa recae en educadores, maestros y profes. Y que si algo sale mal, siempre es culpa de los docentes. Sobra decir que la responsabilidad educativa tiene que estar repartida entre educadores y familia. No es justo esperar que los profesores (sea cual sea la etapa) se ocupen de todo sin ningún tipo de ayuda.
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El estrés y la ansiedad de los que nadie se da cuenta
El estrés y la ansiedad de los docentes es real, aunque muchos no lo quieran ver así. Cada vez más educadores, maestros y profes expresan el estrés que conlleva muchas veces su profesión. Tengo amigos profes que ven como su salud mental está bajo mínimos y que a nadie le importa, y por lo que leo en las redes sociales no son los únicos que se sienten de esa manera.
Hay muchas personas que desconocen cómo es la práctica docente de verdad. Creen que dedicarse a la enseñanza es lo más fácil del mundo, que no requiere de ningún esfuerzo y que es una profesión sin estrés, agobios ni presiones. ¡Cómo se distorsiona la realidad, de verdad! No necesitamos personas que critiquen a los docentes sin saber lo que están diciendo.
Necesitamos personas que sumen, que apoyen, que respeten y que sensibilicen con los docentes de todas las etapas educativas. Solo de esta manera la enseñanza, y los profesionales que trabajan en ella tendrán el valor que se merecen en nuestra sociedad.
¡Y hasta aquí el post reflexivo de hoy! ¿Qué pensáis vosotros acerca del trabajo de los docentes? Nos leemos en los comentarios, y por supuesto… ¡hasta el próximo post!
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