¡Hola, grupo! ¿Cómo lo estáis llevando? ¡Espero que bien! En el post de hoy vamos a hablar un poquito del autismo infantil (TEA, Trastorno del Espectro Autista) y de cómo los educadores y maestros infantiles podéis ayudar y apoyar a estos peques en su día a día. ¿Os animáis a leer esta entrada? ¡Vamos a ello con ganas!
Antes de entrar de lleno en el tema del autismo infantil me parece súper importante deciros que es fundamental que estéis formados en el ámbito para comprender y empatizar mejor con la realidad de los niños autistas. Si queréis mi opinión os recomiendo este máster en autismo con un programa increíblemente completo que os ayudará muchísimo a entender el espectro. Además, el título está expedido por la Universidad San Jorge de Zaragoza.
De esta manera sabréis qué estrategias y herramientas concretas son mejores para llevar a cabo con los peques y también con sus familias. ¡Tenéis que dar lo mejor de vosotros mismos!
¿Qué es el autismo infantil?
El TEA (Trastorno del Especto Autista) es un trastorno del neurodesarrollo que empieza a manifestarse alrededor de los dos primeros años del niño y se extiende por todo el ciclo vital. Tenéis que saber que el TEA puede presentar heterogeneidad en los comportamientos y procesos neuropiscológicos.
¿Qué quiero decir con esto? Pues que hay diferentes síntomas y diagnósticos. Es decir, no todos los niños autistas son iguales. Además de dicha diversidad, el autismo se puede presentar en diferentes niveles de severidad: nivel 1, nivel 2 y nivel 3 (siendo el nivel 1 de menor gravedad y el nivel 3 el de mayor).
¿Qué síntomas son más visibles en el autismo infantil?
Como os decía antes, cada niño es único y puede presentar síntomas diferentes, pero podéis observar si dentro del aula se repiten este tipo de situaciones:
Comunicación e interacciones sociales
- Un peque autista puede evitar constantemente mirar a los ojos a sus compañeros y le cuesta mantener el contacto visual con ellos o con vosotros
- No responde cuando le llamáis por su nombre en diferentes ocasiones, pero si responde a distintos juguetes con sonidos que podáis tener en el aula
- Habitualmente un niño autista no señala las cosas que quiere para indicar sus necesidades o preferencias
- Con frecuencia no parece querer comunicarse y le cuesta empezar y mantener una conversación con sus compañeros o con vosotros
- Puede presentar buena memoria para los números, las canciones o las letras
- Le resulta complicado percibir lo que sus compañeros están sintiendo o pensando en diferentes momentos de la jornada en la escuela infantil
Conductas repetitivas
- Un niño autista puede balancearse, dar vueltas y mecerse. También puede caminar con la punta de los dedos de los pies durante periodos de tiempo medios
- Prefiere el orden, las rutinas y la estabilidad. Puede tener problemas con los cambios y a la hora de cambiar de actividad o juego en el aula
- Puede jugar con partes de un juguete en vez de jugar con el juguete entero. Es decir, puede estar dando vueltas a las ruedas de un coche sin prestar atención al vehículo completo
- Puede llegar a ser muy sensible con los ruidos, olores y texturas, luces y tacto
¿Qué áreas se deben trabajar con los niños autistas?
Si tenéis en vuestro aula a un niño autista es muy importante que tengáis en cuenta sus peculiaridades y que os adaptéis vosotros a su ritmo y no al revés. ¿Qué áreas podéis trabajar en el día a día con ellos? A continuación os hablo de algunas de ellas, ¡espero que os resulten de utilidad!
- La comunicación: dependiendo de la edad del niño y de la fase del desarrollo lingüístico en la que se encuentre tenéis que programar actividades, juegos o dinámicas que despierten la necesidad de comunicarse del niño autista (canciones, cuentos, juegos, pictogramas…). Si el peque puede llegar a expresar que quiere jugar, que quiere agua o que quiere la pelota, lo siguiente será ampliar poco a poco su vocabulario.
- El contacto visual: es importante que invitéis (sin obligar ni presionar en ningún caso) al peque a mantener el contacto visual con vosotros. Los juegos de imitación pueden resultar útiles en este apartado.
- Reconocimiento y expresión de emociones: os animo a utilizar dinámicas enfocadas a la educación emocional para que el niño autista pueda ir reconociendo sus propias emociones y las de sus compañeros. Podéis enseñarle fotografías de niños con diferentes estados de ánimo: enfadados, contentos, con miedo, tristes…
- Los hábitos y la rutina son fundamentales para favorecer y fomentar su autonomía. Podéis explicarle en cada momento lo que se va a hacer y las actividades que se van a llevar a cabo en el aula. Un recurso muy útil para la consecución de esas pequeñas tareas son las instrucciones en forma de pictogramas.
- Entrenar y poner en práctica ejercicios y actividades para trabajar su motricidad fina y gruesa también es muy importante. No olvidéis incorporar juegos de pelota, diferentes actividades de educación artística y algún puzle sencillo con la temática que más le llame la atención.
- Colaboración con las familias: las familias deben estar informadas en todo momento de las actividades y dinámicas que se hace su hijo en el aula. También deben conocer sus logros, sus avances y sus limitaciones. De esta manera, educadores/maestros de infantil y familia trabajarán en equipo para apoyar cada día al niño.
- Contacto estrecho con los expertos de vuestra escuela: os animo muchísimo a preguntar dudas que tengáis al equipo de pedagogía terapéutica y profesionales de audición y lenguaje porque os darán muchísimas pautas y herramientas para dar vuestra mejor versión de vosotros mismos al peque.
¡Y hasta aquí la entrada de hoy! ¿Qué os ha parecido el tema que hemos tocado? El autismo infantil es increíblemente amplio, complejo y diverso, pero espero que este post os haya servido para conocer algunas cosas importante sobre este trastorno.
Contadme, ¿habéis trabajado alguna vez con niños autistas? ¿Cómo ha sido vuestra experiencia con el autismo infantil? ¡Estaré encantada de leer vuestros comentarios en el blog y en las redes sociales!
¡Nos leemos en la próxima entrada!
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