Hace unos días, una conocida me comentó que un vecino (de unos cuarenta años) le había dicho con toda la cara del mundo que los maestros siempre se estaban quejando por vicio y por tonterías, y que aprovechaban el tema del COVID-19 para tener más vacaciones y tiempo libre en vez de estar haciendo su trabajo. Desgraciadamente, no es la primera vez (pero ojalá fuese la última) que escucho frases así.
En mi familia hay varios profesores y tengo bastantes amigos que son maestros y educadores. Todos ellos de corazón, que se esfuerzan cada día y que luchan por conseguir la educación de calidad que todos queremos y deseamos. Ellos están de acuerdo en que ser maestro es una de las mejores profesiones del mundo, pero también muy estresante, poco reconocida e infravalorada.
Sí, los maestros de corazón son infravalorados cada dos por tres
¿Por qué se ha convertido la docencia en una profesión poco valorada por la sociedad? Si os digo la verdad, no comprendo muy bien las típicas frases que suelta la gente sin saber cuál es la realidad de los maestros y profesores. Más personas de las que me gustaría piensan que los docentes no hacen absolutamente nada y que tienen el sueldo por las nubes.
Personalmente, creo que la mayoría de personas no comprende muy bien lo que significa ser maestro. Están seguros de que el único trabajo de los docentes es transmitir el temario y corregir exámenes, pero se equivocan. Sí, hay profesores que miran cada dos por tres el reloj porque están deseando salir del aula e irse a casa, pero por suerte, no son todos así. Y esos, son los verdaderos maestros. Los maestros de corazón.
El trabajo de los maestros no lo puede hacer cualquiera
Las personas que dicen que los maestros o profesores de corazón no hacen nada deberían pensar antes de hablar. O quizás, podrían pasarse unas horas por un aula de educación primaria, secundaria o bachillerato. Los maestros y profesores pueden llegar a enfrentarse a momentos de gran estrés, ansiedad y agobio. Ellos no solo transmiten el temario y punto pelota. Se esfuerzan por llegar a los estudiantes y por dejar una huella en el corazón.
La auténtica realidad de los maestros y profesores no es sencilla ni de color rosa (como muchos creen). Sí, está claro que su trabajo no requiere muchísimo esfuerzo físico, pero sin embargo, si hay un gran esfuerzo psicológico, personal y emocional. ¿Acaso esas personas que critican tan a la ligera a los maestros de corazón saben lo complicado que es a veces conectar cada día con los alumnos?
¿De verdad los docentes tienen tantas vacaciones?
Os aseguro, que las vacaciones de verano son las únicas en las que los maestros de corazón descansan y desconectan de verdad. En Navidades, Semana Santa y demás puentes y días festivos, los educadores, maestros y profesores están corrigiendo algún que otro trabajo en casa, pensando nuevas dinámicas para los estudiantes y siguen preparando sus clases.
Además, hay estudiantes universitarios que tienen exámenes en julio, y por lo tanto, tiene que haber profesores y docentes en las facultades hasta que terminen de cerrar actas y de atender todas las reclamaciones de los alumnos. La enseñanza agota y cansa muchísimo más de lo que la mayoría de personas piensan. Para mí, sus vacaciones y días de descanso están totalmente justificados.
¿Los maestros se quejan por vicio?
Los maestros de corazón (también educadores y profesores) no se quejan por vicio. Ellos luchan por una educación de calidad para todos, se esfuerzan por conseguir unas buenas condiciones de trabajo (hay educadores infantiles que trabajan con ratios completamente desmesuradas) y expresan las faltas de respeto y ofensas constantes hacia una profesión por la que sienten verdadera vocación. Ellos NO se quejan por vicio.
Además, desde hace bastante tiempo se echa la culpa a los profesores y maestros del abandono y el fracaso escolar, de la mala educación de algunos estudiantes, del acoso escolar y del bajo rendimiento académico. Los maestros y profesores de corazón se esfuerzan al máximo para motivar a los alumnos y enseñar en el aula valores tan importantes como el respeto, la tolerancia, la solidaridad y el compañerismo.
Bajo ningún concepto miran hacia otro lado en situaciones de acoso escolar. Los maestros o profesores que lo hayan hecho alguna vez, no merecen siquiera llamarse de ese modo. Y tampoco deberían estar trabajando en centros educativos. Por favor, señores y señoras que critican a los maestros de corazón sin ningún motivo: piensen un poquito antes y empaticen con los profesiones de los demás antes de abrir la boca.