¡Muy buenas, grupo! Desde hace unos días tengo la sensación de que la comunidad educativa (educadores, maestros y familias) se está tirando ladrillos a la cabeza en vez de colaborar unos con otros. He leído cosas muy feas y ofensivas acerca de los profesores, y también hacia las familias. ¿No creéis que deberíamos dejar los rencores a un lado y arrimar el hombro para ayudarnos entre todos?
Educadores, maestros y familias unidos
No es el momento de críticas poco constructivas, ni de ofensas, ni de palabras negativas. Es el momento de que todos estemos unidos para conseguir una educación de calidad (y no solo en tiempos de COVID-19). ¿De qué sirven ahora los insultos, las recriminaciones y los juicios dañinos? Lo más importante que tenemos que hacer es remar unidos en esta tempestad y superar los obstáculos juntos.
Escuchar, comprender y apoyar es fundamental ahora. Maestros y familias están pasando por una situación nueva y complicada a la que se han tenido que adaptar. No hay hueco para señalar con el dedo, culpar, gritar, infravalorar ni hacer sentir mal a nadie. Es momento de empatizar, sensibilizar, colaborar, motivar y cuidar. La unión hace la fuerza y quizás así salgamos victoriosos y logremos avanzar en el camino correcto.
Tiempo de reflexión, investigación y mejorar la educación
Está claro que estar físicamente en el aula dando clase es la esencia de la educación. Muchos maestros lo echan de menos y les falta esa magia, pero también están aprendiendo a gestionar recursos TIC para no perder el contacto con los estudiantes. Este tiempo alejados de las aulas puede ser muy valioso para reflexionar, investigar y aprender sobre distintas mejoras educativas útiles para el alumnado.
Es el momento perfecto para que educadores, maestros y familias se hagan un poquito de autocrítica constructiva. Quizás puedan preguntarse si han dado la mejor versión de sí mismos para ayudar a estudiantes, familias y educadores, qué cosas se deberían cambiar para el próximo curso y encontrar nuevos puntos de apoyo y colaboración entre la comunidad educativa.
La educación es tarea de educadores, maestros y familias
La comunidad tiene que trabajar unida codo con codo. He escuchado y leído muchísimas veces la siguiente frase: llevo a mis hijos al colegio para que los maestros se encarguen de su educación y yo tenga que hacer lo mínimo al respecto. Os podéis imaginar el resultado tan desastroso y negativo si la familia no trabaja ni se implica en la educación de sus hijos. Los maestros son una pieza clave en la educación, pero no pueden hacerlo todo solos.
Ojo, también hay «educadores» y «maestros» que no se preocupan lo más mínimo por la educación de niños y jóvenes. Que simplemente entran en clase a esperar que las horas pasen y volverse para sus casas. Educadores y maestros que ante la situación del COVID-19 lo único que han hecho ha sido mandar deberes y fichas excesivas sin conectar emocionalmente con su alumnado. Obviamente, las familias también tienen que recibir apoyo.
Conectar con niños y jóvenes debería ser más importante
Muchos educadores y maestros se han dado cuenta ahora que lo más importante era implicarse emocionalmente con los alumnos. Que las fichas, el exceso de deberes y actividades debían quedar en un segundo plano. Que lo fundamental era el bienestar total de los estudiantes y sus familias. Quizás sea el momento adecuado de cambiar de metodología educativa de una vez por todas.
Me daría muchísima pena ver cómo después de la pandemia todo sigue igual: un montón de deberes para niños y jóvenes, un puñado de exámenes que justifican si se ha aprendido algo o no, la educación emocional y en valores en los últimos peldaños de los centros educativos… Los contenidos son importantes, pero también nos hemos dado cuenta que conectar con los alumnos también es fundamental para un adecuado proceso de enseñanza-aprendizaje.
Entonces, ¿por qué no incluirlo en la práctica docente para siempre? 🙂