¡Muy buenas, grupo! 🙂 No sé si a vosotros os pasa, pero tengo a varios amigos cercanos educadores infantiles que se sienten un poquito desilusionados y con la autoestima baja. Por eso, me ha parecido interesante recordar algunas de las razones por las que debemos sentirnos orgullosos de trabajar en una de las profesiones más bonitas y emotivas del mundo. ¿Os animáis a seguir leyendo? ¡Pues vamos a ello!
Está claro que la educación infantil es una profesión dura y que requiere muchísima implicación constante, pero a veces os olvidáis de todas las cosas buenas y positivas que transmitís a los peques y a las familias. ¡Y eso hay que recordarlo siempre!
1. La educación infantil es la base del desarrollo
¿Habéis pensado que la educación infantil es la base del desarrollo? Es decir, en esta etapa, se producen los primeros desafíos cognitivos, motores y personales en los niños. Se favorece la autonomía, la creatividad, los valores, la imaginación y la expresión (tanto oral, corporal y artística). Cinco conceptos clave para la educación para la vida y para el futuro. Como educadores infantiles, apoyáis, acompañáis y guiais a los peques en el camino.
2. Días llenos de sonrisas y buenos momentos
¿Sois conscientes de las veces que habéis hecho sonreír a un niño? ¿De cuántas carcajadas sueltan los peques día a día en el aula? Los buenos momentos que creíais constantemente en clase se quedarán guardados en el corazón y dejarán una huella para siempre. Si ellos entran con ilusión y felices es por vosotros, por vuestra implicación diaria y por vuestra actitud. ¿Sabéis lo importante que es la felicidad y la ilusión en los peques?
Artículo relacionado: Estudiar Educacion Social en la UNED: ¡todo lo que debéis saber!
3. Siempre la mejor versión a pesar de las adversidades
Hay personas que creen que la vida de los educadores infantiles es de color de rosa. Piensan que siempre estáis contentos y radiantes de felicidad. Obviamente, eso no es verdad. Como todos los demás seres humanos, tenéis vuestros problemas y vuestros días malos. ¿Qué ocurre? Que os importa y valoráis tanto la infancia que esos conflictos los dejáis fuera del aula y siempre os esforzáis por dar vuestra mejor versión.
4. Preocupación y comprensión a las familias
Porque no solo acompañáis a los niños, también apoyáis y escucháis a las familias cuando lo necesitan. Siempre estáis ahí para tender la mano y colaborar en lo que haga falta. Hay mucha gente que cree que vuestro trabajo abarca solo a los peques, pero en realidad va mucho más allá. También consiste en comprender a los padres y madres, en comunicarse con ellos de forma afectiva y eficaz.
5. La importancia de educar para la vida
Y por eso vuestra labor es tan tan (muchísimas veces tan :D) importante. Las primeras cosas que aprendan con vosotros en el aula, marcarán el día de mañana de los peques. Como os decía antes, en esta etapa se da forma la personalidad de los niños, y eso como educadores infantiles de corazón lo cuidáis muchísimo. Podéis influir de manera muy positiva en el desarrollo del niño. Recordad que vuestros peques pueden llegar a cambiar el mundo.
Artículo recomendado: 6 consejos para afrontar entrevistas en escuelas infantiles
6. Pasión, amor y emoción por la educación infantil
El amor y la pasión que sentís hacia la educación infantil os motiva para seguir adelante. Amáis tanto lo que hacéis cada día que lucháis con uñas y dientes por una etapa más justa y digna para todos (educadores infantiles, familias y niños). Ese amor y esa pasión os hace ser más fuertes profesionalmente hablando, y eso os ayuda a no dar importancia a las opiniones negativas sin fundamento que tiene la gente.
7. La implicación, el corazón y vuestra máxima entrega
Solo los educadores infantiles de corazón sabéis la implicación y la entrega que le ponéis a vuestros días en el centro. Os esforzáis muchísimo porque los niños sean felices en el aula y porque se lleven buenos momentos a casa. Le ponéis muchísimo corazón y alma a las actividades y dinámicas que pensáis para hacer con los niños, y toda esa ilusión que tenéis se nota muchísimo en la clase.
8. El cariño, la ternura y la alegría de los peques
Estoy casi segura de que en vuestro aula habéis escuchado en más de alguna ocasión las siguientes palabras: muchas gracias, profe, te quiero mucho, eres lo mejor. ¿Y qué me decís de los abrazos que os dan los niños y los gestos de cariño que tienen con vosotros? Ellos son vuestros más leales fans y admiradores. ¿No es motivo suficiente para que os sintáis orgullosos de ser educadores infantiles? 😉
¡Y hasta aquí el post sobre por qué los educadores infantiles se tienen que sentir infinitamente orgullosos de sí mismos! ¡Ánimo, compis! Y por supuesto… ¡nos leemos en la próxima entrada!
Artículo relacionado: ¿Cómo trabajar las inteligencias múltiples en educación infantil? ¡Consejos útiles!