¡Hola, grupo! ¿Cómo lo estáis llevando? ¡Espero que genial! 🙂 Está claro que el acoso escolar es un tema que debería preocupar más a la sociedad y al sistema educativo, pero, ¿os habéis preguntado alguna vez en qué contextos puede nacer? Hoy os comparto una reflexión personal sobre el acoso escolar y el contexto familiar ¡Me encantaría que siguieráis leyendo la entrada!
Antes de las vacaciones de Navidad me encontré en mi portal con una vecina cercana que tiene una hija que va a tercero de educación primaria. Me comentó que a su niña le había dicho una compañera que ya no quería jugar con ella por vestir con una camiseta rosa. Por lo visto su madre le había dicho que el color rosa era malo para las niñas. Desde ese día, la pequeña pasaba sola los recreos.
Obviamente, la madre llamó al colegio y pidió hablar con el tutor de su hija, quien le respondió que no se preocupara demasiado y que eran cosas de niños. Mi vecina avisó al profesor de que estuviera atento porque no había sido cosas de niños y que podía tratarse de un principio de acoso escolar. El tutor volvió a decirle que estaba exagerando y que simplemente era una etapa.
¿Qué importancia tiene el contexto familiar?
El entorno familiar es increíblemente importante para evitar posibles situaciones de acoso escolar. Por ejemplo, en el caso de la peque de mi vecina: ¿vosotros creéis que una niña de tercero de primara le dice a otra lo del color rosa si no lo ha escuchado en su casa? Los niños aprenden de las personas que más admiran y de sus seres queridos más cercanos. Los peques piensan que todo lo que dicen en su casa es cierto y es lo correcto.
De esta manera, en el colegio pueden transmitir las mismas frases que han escuchado en su casa y hacer sentir mal a algún compañero, pero ellos están convencidos que como ese comentario lo ha dicho su madre o su padre no hay problema alguno. EJEMPLO: mi madre ha dicho que si una niña lleva ropa de color rosa es malo, así que voy a dejar de jugar con ella.
Cuando la educación en valores brilla por su ausencia
Entramos en lo fundamental: favorecer y fomentar la educación en valores desde casa. Vamos a ver, ¿en qué cabeza cabe pensar que el color rosa es malo para las niñas? Y no solo eso, ¿en qué cabeza cabe pensar eso y decírselo a una niña que va a tercero de primaria como si fuese el más grave de los pecados? Los niños no deberían sentirse discriminados por sus colores preferidos. ¡Que son colores, y son niños!
Hace no mucho leí por las redes sociales que a un niño, que también iba a primaria, lllamó a un compañero maricón de manera despectiva y ofensiva por jugar con muñecas en el aula. ¿Cómo es posible que en una familia se siga utilizando esa clase de término y se rechace a un niño por jugar a lo que realmente le hace feliz? Que yo sepa, la familia debería ser el ejemplo a seguir de los peques.
Los maestros y profesores ante el acoso escolar
La mayoría de maestros y profesores están preocupados por el acoso escolar, pero por desgracia también hay docentes que no le dan la importancia que se merece. Algunos profesores que son épocas de los niños, que los padres exageran y que son cosas entre compañeros. Desde mi punto de vista, este tipo de comentarios jamás debería decirlos un profesor.
«No juego contigo porque llevas una camiseta rosa» o «eres un maricón por jugar a las muñecas en el colegio» son claros indicios de acoso escolar. En el primer caso se está dando un rechazo a una niña, por lo tanto, el maestro debería haber intervenido y, en el segundo nos encontramos con una falta de respeto y un desprecio directo. Los docentes pueden (y deben) parar este tipo de comentarios y frases, y, hablar con las familias si fuese necesario.
Ahora os lanzo la siguiente pregunta: ¿creéis que el acoso escolar puede nacer el el contexto familiar? ¡Os leo en los comentarios!