¡Hola, grupo! ¿Cómo lo estáis llevando? ¡Espero que genial! 🙂 En el post de hoy vamos a dar algunas razones por las que nunca se debería forzar el aprendizaje en educación infantil. Hay personas que piensan que los niños deben aprender un montón de cosas antes de los seis años, y creen que si no lo hacen es porque tienen algún tipo de problema de desarrollo o son menos inteligentes que otros.
Antes de los seis años los niños NO tienen por qué haber aprendido a escribir y a leer, ni a decir muchas palabras en inglés, y ni mucho menos a hacer operaciones matemáticas básicas. Se ha observado que en ocasiones se produce un aceleramiento forzado en el aprendizaje al estar llegando a esa edad. Al parecer los peques deben saber casi por obligación ciertas conocimientos que consideran imprescindibles al entrar en educación primaria.
El problema de acelerar y forzar el aprendizaje en educación infantil es que habitualmente no suele salir bien, y se deja una huella bastante negativa en los niños. Todavía hay gente que no es consciente de que cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje, que no tienen los mismos tiempos, ni los mismos intereses, ni las mismas habilidades. Puede que el currículum de educación infantil considere a los niños todos iguales, pero la realidad se aleja mucho de eso.
Entonces, ¿por qué no hay que acelerar ni forzar el aprendizaje en educación infantil?
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Las prisas no se llevan muy bien con el aprendizaje
Es cierto que hay niños que aprenden conceptos más rápidos que otros, pero eso no significa que los que lo hacen con más lentitud sean menos inteligentes y menos capaces que los otros. Metiendo prisa a los peques para que aprendan algo solo se consigue que ellos se sientan nerviosos, inquietos, inseguros, miedosos y agobiados. En lugar de eso, se podría apoyar y motivar a los niños para que sigan esforzándose a su ritmo.
La ilusión y la curiosidad son importantes para aprender
Los peques siempre tienen ilusión y curiosidad por aprender y descubrir cosas nuevas, pero lo hacen a su modo y a su ritmo. Si se produce un aprendizaje forzado no se está dando importancia a estos dos conceptos. Desde mi perspectiva, «quitarle» a los peques ese entusiasmo innato por explorar por su cuenta y aprender de manera significa y participativa me parece una mala idea. ¿La educación infantil no debería estar llena de ilusión y curiosidad?
Las comparaciones y la competitividad negativa
Cuando un niño de seis años no sabe escribir ni leer suelen llegar las comparaciones.
Pues Daniel ya sabe escribir muy bien.
Pues Teresa ya saber decir un montón de palabras en inglés.
¡Enrique lee increíblemente bien!
Y después de las comparaciones llega la competitividad poco sana y negativa.
Pues tienes que escribir mejor que Daniel.
Pues te voy a apuntar a clases de inglés para que sepas más palabras que Teresa.
¡Tienes que superar a Enrique en la lectura, te estás quedando atrás!
El aprendizaje forzado en educación infantil puede dar pie a comparaciones indeseadas y a una competitividad totalmente innecesaria. ¿Por qué no destacamos la cooperación y la colaboración en vez de la competitividad y las comparaciones?
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La importancia de la autoestima y el autoconcepto
El aprendizaje forzado, las comparaciones y la competitividad pueden fomentar que la autoestima y el autoconcepto de los peques baje a un ritmo acelerado. Hay personas que afirman que los niños no se enteran porque son muy pequeños, pero eso no es cierto. Los niños pueden sentirse mal, heridos e inferiores que los demás aunque no sepan ponerle nombre ni expresar sus emociones. ¿Mejor cuidamos de su autoestima y de su autoconcepto, no?
La desmotivación y el fracaso escolar del futuro
El aprendizaje forzado en educación infantil puede dar pie a desmotivación y fracaso escolar en el futuro. De esta manera, un alumno de educación primaria puede sentir un verdadero desinterés hacia el aprendizaje. Puede sentir que no tiene ganas de aprender cosas nuevas. Incluso se puede dar el caso de que memorice los conceptos y el conocimiento simplemente para aprobar, pero sin ningún tipo de emoción ni entusiasmo.
Y… ¿de verdad queremos eso? ¿Realmente queremos que los peques de educación infantil aprendan de manera forzada sin ninguna emoción ni motivación? Que yo sepa, los seis años no es el límite de edad para aprender. Los niños que aprenden a leer y a escribir antes de esa edad porque sienten curiosidad por hacerlo es estupendo, pero también hay que respetar y no juzgar a los niños que aprenden a hacerlo después de esa edad.
¡Hasta aquí el post de soy sobre acelerar y forzar el aprendizaje en educación infantil! ¿Qué os ha parecido? ¡Espero que os haya resultado interesante! Y como siempre… ¡nos leemos en la próxima entrada!
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